jueves, 24 de enero de 2008

10º Presentación: La Geopolítica del Petróleo


Si, como defienden Bakhtiari y ASPO, la producción de petróleo comenzará a descender antes de 2010 y hacia 2020 representará un 32% menos que la actual (y bajando a un ritmo mayor del 4% anual), no hay que ser un lince para saber que tenemos un problema grave.

¿Como nos vamos a enfrentar a esto?

Reconozcámoslo, es muy difícil. Basta imaginar todo lo que necesita petróleo para funcionar y para producirse, imaginar que no está ahí o es muy escaso, y empezar a palidecer. Nuestra sociedad y nuestro modo de vida actual se basan en el uso intensivo del petróleo.
La industria, la electricidad, el transporte, la construcción, el turismo, la agricultura, la pesca, la ganadería, la minería, etc., son muy dependientes del petróleo, que también ha contribuido a los notables adelantos experimentados en medicina al utilizarse en la producción de medicamentos, en el desarrollo de infraestructuras sanitarias como hospitales y ambulancias, y hasta en la construcción de las carreteras por donde circulan éstas.
La producción comercial de alimentos se basa en el uso intensivo de petróleo, que facilitó la extensión de la agricultura basada en los regadíos, pues se necesita para el uso de las maquinarias de cultivo como tractores y cosechadoras, las bombas de agua para el riego, los refrigeradores y los sistemas de transporte como los grandes buques mercantes o los camiones. También es necesario en la fabricación de fertilizantes, insecticidas y conservantes alimentarios.
Los problemas y los retos a los que se enfrenta la especie humana en los comienzos del siglo XXI se venían advirtiendo desde hace décadas y van más allá del propio deficit del petróleo, que es el más inmediato y el que parece va a ser el primero en poner a prueba el sistema basado en el crecimiento económico.
Ante la pregunta planteada antes, no está en nuestras manos decidir las políticas de los gobiernos ni los comportamientos de consumo de los habitantes de todo el mundo, ni orientarlos de manera que pudieran contribuir a lograr una transición lo más suave posible hacia los tiempos con una menor disponibilidad de petróleo. Los cambios además, habrían de ser demasiado complejos, pues probablemente tendrían que incluir medidas muy impopulares y duras de asumir, basadas en la reducción del consumo por persona, disminución y racionalización del transporte privado, tendencia al crecimiento negativo de las economías y de la población, etc. Posiblemente sería necesario cambiar por completo todo el modelo de vida basado en el consumo y en el crecimiento, y unas sociedades que se han creado sobre la base de una ilimitada disponibilidad de petróleo.

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